El arte de amar sin morir en el intento.

Ayer me presentaba como alguien que se había liberado de presiones sociales y había asumido un camino de crecimiento personal y de reflexiones hechas a la medida de esta nueva vida. Ayer os pasasteis más de 300 por mi blog para leer el post introductorio y los comentarios también estuvieron a la altura de lo que esperaba de vosotros. Algunos comentarios me llegaron vía mensaje y también los agradezco de corazón.

Hoy he estado todo el día pensando en que tema sería interesante para seguir la saga de buenas acciones y de empatía literaria, he elegido uno que nunca falla: el amor.

En el post de hoy os voy a contar una historia en sentido figurado, de esas que siempre nos gusta leer y que se agradecen contar. No es una historia prefabricada ni buscada, es solo una experiencia encontrada al azar. 

Todo empezó aquel día que me di cuenta que necesitaba salir de aquel sitio donde me había quedado estancado, ese bucle infinito de trabajo y descanso, de sueño-vigilia, de torpezas amorosas y desencuentros virtuales. Todo empezó aquel día en que descubrí que la vida no estaba hecha a la medida de nuestras necesidades, sino que teníamos que adaptarnos a lo que nos proponía el destino... a veces único.. otras muy extraño.

Como médico que soy (aquí estoy repitiéndolo otra vez) me gusta hacer una observación activa y exhaustiva del entorno, intento racionalizar los sentimientos y coloco el escudo a modo de protección antes de entablar ninguna relación... pero un buen día el escudo falló.

A veces vamos por la vida deshaciendo tempestades, buscando razones absurdas para iniciar nuevas relaciones, escondiéndonos detrás de fantasmas de antaño para resolver historias presentes. Vamos por la vida presumiendo de tener los mejores compañeros, la mejor familia y hasta el mejor perro. Buscamos en la vida sentimientos que muchas veces no son ni tan nuestros ni tan buenos. Vamos por el mundo presumiendo de nuestro arte de amar.

Yo creía que podía controlar todos estos sentimientos, que podía enmascararlos en la propia proyección narcisista de mi personalidad.

Todo empezó cuando perdí 40kg de peso... cuando la vida se me hizo cuesta abajo, cuando me liberé de absurdas restricciones ajenas. Todo acabó cuando descubrí que lo que proyectaban tus ojos me era ajeno. Ahí quedó el me gusta, el seré tuyo y el te quiero...

Mis amigas, que en esta última etapa han sido muchas y algunas inesperadas, siempre me dicen que soy muy exigente, que busco donde solo hay presentes un futuro completo. Este año ha sido complejo, he aprendido de la estadística de la relación de pareja, de los encuentros fortuitos y hasta del propio sexo.

Algunas de las cosas que me han quedado claras durante los últimos meses:

1. Nunca conozcas a nadie que no te llame la atención ni siquiera en un mensaje de texto.... un "vente a mi casa y hablamos" puede ser devastador.
2. Si tienes un problema con los olores (en mi caso es grave) advierte que es imprescindible oler bien en la primera cita... la noche puede ser interminable.
3. No quedes con alguien que en la primera cita ya te ha planificado el próximo año, las vacaciones de verano y hasta el puente de semana santa....
4. Nunca lleves a desconocidos a casa... algunos tienen la infinita tendencia a la persecución.
5. Si te encuentras con una persona que te pregunta más por el coche que llevas que por tus propios gustos.... déjalo ir que seguro le vendría mejor un concesionario que una relación de pareja.

6. Uno de cada tres encuentros será nefasto, uno de cada tres querrá quedarse a dormir en tu lado preferido de la cama, uno de cada tres intentará hacerte el desayuno y de uno de cada tres no te acordarás del nombre al día siguiente.

Eso es en definitiva lo que pasa cuando el arte de amar se queda en el tintero, la vida se basa en una búsqueda constante, pero no siempre tendrá que llegar a buen puerto. La vida es al arte de amar como la realidad es capaz de superar a la ficción.

¿Algún día llegará mi búsqueda a algún puerto seguro?