Te irá muy bien... lo sé.
Hace 6 años de aquel día...
recuerdo que estábamos en el turno de mañana y apenas habíamos tenido tiempo
para desayunar. Llegaste con esa sonrisa que lo detiene todo y nos presentaron.
Sabía que no serías una compañera más, lo descubrí en tus ojos.
La gente buena siempre mira de
forma segura, sin resquemores ni cortinas de humo. Llevabas una coleta
improvisada, unos vaqueros azules ajustados y una chaqueta blanca, zapatos de
tacón bajo y un bolso a juego; ibas elegantísima. Recuerdo incluso el olor del
perfume que llevabas y el color de tú pelo.
Alguien me dijo que venías del
Hospital de Torrevieja y que allí todos te querían mucho... no me sorprendió, ya
lo había visto en tus ojos.
Pasaron los días y descubrí que
eras una de las razones por las que cada día despertaba con más energía para ir
a trabajar. Veíamos los pacientes como si en nuestra puesta en escena solo
importara nuestra música, nuestros pasos que nos animaban sin cesar.
No todos fueron tiempos de
ensueño y alegría, tuvimos muchísimo tropiezos con algunos compañeros, noches
de “malas pulgas” y algunos sollozos al viento. Tuvimos que pasar muchas
pruebas juntos, superar muchos cambios, presiones, incluso tuvimos que
refugiarnos en aquella puerta gris donde solo podíamos alcanzarnos en nuestros
sueños.
Recuerdo que siempre te
acompañaba a fumar…no íbamos lejos pero era mi momento preferido del turno,
hablábamos sin parar, sin contenciones, sin tapujos ni falsas pretensiones.
Recuerdo el día que te dije… arriésgate, al final la vida hay que vivirla. Aún
no me he perdonado ese consejo…hubiera dado una parte de mi por retroceder el
tiempo y cambiar un poco el destino.
Sé que has pasado por momentos
muy duros, muchísimo más de lo que hemos aguantado otros. También sé que te has
tenido que enfrentar sola a la vida con sus caras más amargas, sé que has
tenido que reinventarte una y otra vez. Entiendo tus miedos y tus momentos de
hastío, entiendo tu búsqueda incesante de la verdad, aquella con las
imperfecciones del tiempo y la nostalgia de un te quiero borrado sin
explicación ni aviso previo.
Podría decirte que te voy a
recordar siempre, en cada minuto y en cada segundo, que voy a pensar en ti
cuando la voz se me quiebre de tanto llorar. Podría decirte que el mundo es
nuestro, que la vida nos sonríe a los dos y que apenas puedo contener las
lágrimas al escribir esta despedida. Podría decirte que jamás había confiado
antes en nadie como lo hago contigo. Podría decirte tantas cosas, pero prefiero
quedarme con aquella frase que algún día me sacó de un sitio muy oscuro: -”a
las cosas en la vida solo hay que darle infusiones de calendario”-.
Yo sé que mañana cuando comience
el turno no estarás aquí…con tu sonrisa de buena mañana y tus salidas tan
naturales como tan duras…Ya no estará aquí la persona más bondadosa, cariñosa y
sensible que jamás he conocido… Yo te he visto llorar por tus pacientes, he
visto su dolor en tus ojos… he visto tu empatía.
Yo sé que mañana no estarás
conmigo en la Sala de Vitales…ni bajaremos juntos a comer. Ya no habrá charla
en el árbol de las confidencias, ni la media barrita de chocolate de media
mañana. Lo sé, tengo que seguir solo aunque me duela… me costará pero algún día
cuando cuente esta historia sin lágrimas en los ojos podré decir…yo también
conocí a Laura y hoy es mi mejor amiga.
No hay adiós...te llevo como un
tattoo de esos bonitos.. en mi corazón.
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