jueves, 12 de enero de 2017

La chica de los zapatos color rosa

Érase una vez una chica que le encantaban los zapatos color rosa, vivía en un pueblo muy alejado de la capital de su comarca, muy cerca de sus padres en un piso pequeño pero acogedor. Se dedicaba a asesorar a los demás y tenía un trabajo agotador, una rutina de viajes y visitas que le dejaban poco tiempo para pensar.

Un día, aburrida de la formalidad de su vida y del presente encadenado decidió visitar una aplicación de citas online en busca de alguna salida, de nuevos sentimientos inconclusos. Buscó y buscó hasta encontrar a otra chica que le encantaba los zapatos color marrón, esos que llevan la cordonera hasta bien arriba del tobillo...esas de las que jamás se callan los sentimientos. Esa chica de zapatos color marrón siempre decía lo que sentía sin tapujos, sin esquemas mentales preconcebidos; vivía una vida rápida, independiente y exigente.

Las dos chicas creían que el tiempo pasaría rápido hasta la primera cita... los primeros besos, los primeros me gustas escondidos y esos deseos disparados al viento. Pasaron dos meses eternos, dos lunas llenas y algunos recuerdos se fueron volviendo eternos.

Llego el día pactado, la chica de los zapatos color rosa había superado algunos miedos, había decidido cambiar el destino de las cosas.. y sus ojos verdes brillaban rebosantes de deseos. La chica de los zapatos color marrón vivía muy de lejos el encuentro, sin esperanzas de nuevos besos ni siquiera de nuevos momentos. La primera mirada fue inequívoca, saltaron chispas, se soltaron las amarras, no importaba el tiempo, lo furtivo del encuentro ni la distancia de unos pocos metros. Ese día la vida giró unos grados color rosa y otros color marrón.

Pasaron las horas, la vida seguía complicada y triste, agobiante y recelosa... se buscaban en cada palabra, en cada mensaje desvelado, en la carátula de un libro, en cada verso escrito entre líneas. Se buscaban en otros encuentros, en la inmensidad de la noche de aquel parking, en el oscuro abismo de aquellos primeros besos. Se besaban hasta arrancarse los miedos, desgastarse los labios y saborearse los te quieros.

Pasaron los días y los minutos de ausencia se hacían eternos, la chica de los zapatos color rosa lo quería todo...pero con los frenos puestos. Quería mucho, pero no podía vencer sus miedos. Planearon un futuro juntos, la chica de los zapatos color marrón ya no vivía lejos, le vibraba el corazón en cada intento.

El último día del año la chica de los zapatos color marrón dejó escapar el sentimiento; un farolillo al viento y un deseo: no quiero un amor eterno, solo quiero un amor nuestro. Lloró durante un minuto, secó las lágrimas y sollozó al viento. Recogió los trozos de si misma, armó la coraza y luchó contra los deseos.

La chica de los zapatos color rosa desapareció para siempre, eligió la vida vacía, planificada y correcta, abandonó la pasión y perdió la apuesta.

Hoy la chica de los zapatos color marrón ha vuelto a girar, ahora vive en un mundo azul....y la chica de los zapatos color rosa vive en esa eterna nube gris.